Between nomore and drink seat®

Lo superficial de mi lado mas profundo...(o era al reves?)

"Vamos para subir al podio"

"Manu" dio su visión a 39 días del Mundial de Japón. Durante los aproximadamente 40 minutos de charla también habló de su estadía en la ciudad y de los Spurs. En medio, como cualquier hijo de vecino, recibió amigos, atendió al sodero y saludó a dos mujeres que se detuvieron --muy sorprendidas por cierto-- mientras pasaban frente a la casa de sus padres.

En la cortada de Vergara 14 no cambió nada. Persianas levantadas y cortinas abiertas, aprovechando el solcito primaveral en una tarde de invierno. "Yuyo" atiende a la puerta y, una vez instalados en su casa, no puede evitar hablar de su Bahiense del Norte.
Mientras, de la cocina aparece "Manu", en musculosa. Saluda y antes de tomar asiento en uno de los sillones individuales, prefiere ponerse un buzo. Es una tarde de vacaciones. Esas que tanto añora cuando está en medio del vertiginoso ritmo que impone la NBA.
--¿Durante tu estadía estás pasando un poco más desapercibido por el Mundial de fútbol o puede haber influido que no llegaran a las finales de la NBA?
--Se combinaron las dos cosas.
--¿Notaste diferencia en cuanto a la expectativa que tuvo la gente con vos?
--Creo que esto fue más normal que lo del año pasado, después de conseguir el campeonato y de haber venido con la NBA. Se hizo todo tan mediático que se potenció.
--¿Considerás que desde tu explosión, la ciudad con vos y viceversa fueron aprendiendo a convivir?
--Están todos más acostumbrados a algo que de entrada fue todo muy nuevo. Aunque nunca me sentí mal, ¿eh? Salvo el año pasado, en medio de ese momento caótico, pero el resto de las veces siempre la pasé bien. La gente me respeta, voy a comer a un restaurant y estoy tranquilo. Por ahí la gente piensa que es peor de lo que realmente es.
--Los bahienses somos un tanto fríos. ¿A veces notás hasta indiferencia?
--Ehhh... Por ahí tratan, a veces, de ser menos cholulos y de demostrar menos. Igual me siento muy respetado y querido. No son de interrumpir una comida para pedir un autógrafo y menos si hay alguien al lado. Pero cuando entablamos una conversación más normal me siento muy respetado y querido.

"¡Pará, mirá quién está!"
Ratificando de alguna manera sus dichos, dos mujeres que transitaban ocasionalmente por la tranquila cortada, de repente se frenaron, retrocedieron un paso y saludaron rapidito --ventana de por medio-- a "Manu". Se fueron chochas... La impasse no interrumpió la charla.
--Uno imagina las vacaciones de los NBA en medio de una playa, rodeado de todo cinco estrellas. Si alguno de tus compañeros viniera con vos, ¿qué diferencia más notoria encontraría?
--Es que todos hacen más o menos lo mismo. No todos pasan dos meses en la playa. Aprovechan las vacaciones para volver a su ciudad y visitar a su familia; otros están radicados en San Antonio porque tienen hijos y van a la escuela. Sí, te tomás unas vacaciones en un lindo lugar, aunque tampoco es todo glamour, viajes en charter y hoteles cinco estrellas.
--Cuando venís, ¿de alguna manera salís un poco del molde de la figura y te sentís el verdadero "Manu" que creció en la cortada yendo y viniendo al club?
--Sí, ni hablar. ¿Qué se yo? Es raro pensar que puede cambiar, si yo nací acá y viví 25 años en esta casa. Pero bueno, por ahí es un poco frenético, porque quiero estar con mis viejos, pasar por la casa de mis amigos como hacía cuando iba a la secundaria y todo eso.
--¿Cómo va variando el estado de ánimo en el período de vacaciones?
--Las primeras semanas son de euforia, uno quiere hacer todo y ver a la gente que no vio durante mucho tiempo. Encima, estamos acostumbrados (junto con su mujer, Marianela Oroño) a estar siempre solos, con la compañía mutua y acá vivimos acompañados, comiendo con gente y de una casa a otra. Después todo se empieza a aplacar.
--Seguramente muchos pensarán que quienes te rodean pretenden que permanentemente cuentes tus experiencias, pero ¿te gusta escuchar los temas cotidianos de tus amigos, que te perdiste durante el tiempo que pasaste lejos de la ciudad?
--La mayoría de lo que pasa lo sé, porque mantengo contacto. Pero si fueron una semana a Monte y se quedaron en la playa hasta las 10 de la noche, obviamente me da nostalgia. Y ellos también dicen: "Qué bueno, vos allá, en Estados Unidos". Pero es como todo en la vida, si pretendés tener una cosa tenés que resignar otra.
--¿Mantenés alguna dieta en este período?
--No. Mi dieta es comer todo lo que venga y tratar de meter algún kilo, algo que no se da. Y hago algún trabajo de pesas que se divide en etapas, pero nada extraño. Ese es otro mito, se piensa ¡uyyy, el plan que tendrá!
--Y este año pudiste hacer algo más.
--Sí. Haber quedado eliminados antes hizo que ese mes de vacaciones que me tomo siempre se cumpliera rápido.

Suena el timbre
"¡Hola destructor!", saluda "Manu".
"¿Sonó el timbre?", pregunta el amigo Pablo Bottini, quien llega acompañado de Hernán Vallejos. Y pasan para la cocina.
"Ahora voy", avisa "Manu".
"Te sigo contando --retoma la conversación--. Terminamos el 22 de mayo y el 20 de junio empecé a trabajar, porque se viene el Mundial (a partir del 19 de agosto, en Japón) y no quería estar tanto tiempo parado".
--¿La gente de San Antonio se bancó la eliminación?
--Dolió, encima fue contra Dallas, viste. Un rival bastante clásico. Es lo mismo que pasó con Argentina-Alemania en el Mundial: jugó un buen partido y perdió por penales. Y nosotros, de los cuatro partidos que perdimos, tres fueron en la última bola o con un foul raro. Por eso tampoco se puede ser tan exitista y pasar de ser el mejor si entraba una pelota a ser criticado y asesinado. La gente lo entendió y la franquicia también.
--¿Te gustó tener un plantel largo?
--Sí, sí, genial. Nos dio mucha flexibilidad durante el año. Los 15 partidos que me perdí Michael Finley me suplió bárbaro, también faltó Tim (Duncan), pero el plantel te permite llegar a los playoffs con mayor energía y más sano.
--Duncan, por primera vez en la etapa regular no lideró en puntos, siendo Parker el goleador. ¿A qué se debió?
--Hubo varias cosas. Primero, que Tony tuvo una temporada increíble, sobre todo en el inicio. Después, Tim sufrió muchos problemas de lesiones y cuando se puso bien no alcanzó una temporada brillante como años anteriores. Fue lo que se combinó para que Tony hiciera más puntos, pero no hubo un cambio de táctica o idea de juego. Igual, Tim es el jugador más importante y en quien nos apoyamos.
--¿Aprendiste a regular la intensidad y cuidar un poco más el físico?
--Puede ser, me lo recalcan seguido, pero la verdad que no me sale muy bien. Me cuesta mucho. Por ahí me perdí varios partidos por arriesgar en momentos que no convenía, pero no me arrepiento. Estoy tranquilo, porque llegué adonde llegué por la forma que tengo de jugar y por dar lo que doy. Juego con mucha pasión y por eso siempre me llevé bien con mis compañeros, saben que me entrego al máximo.
--¿"Pop" (Gregg Popovich, el DT) intenta frenarte?
--Cuando estamos 15 arriba o siento dolor en una rodilla y quiero jugar me dice "te vas a sentar". Y por más que grite o patalee no me deja jugar. O también viene Tim y me dice "cortala" (risas).
--¿Sentís orgullo, felicidad o todo lo contrario teniendo que cargar con la responsabilidad de decidir la última pelota?
--Mucha felicidad, sabiendo que contamos con un gran equipo y que confían en mí para jugadas tan importantes. Es lo que me encanta hacer y por más que no me salga, porque te sentís lo peor del mundo, adentro queda la satisfacción. En ese caso el cuerpo técnico confió en mí, Tim en ningún momento dijo "pará, dámela a mí" o Tony se enojó. Es como que el equipo conoce los roles y confía.
--¿Y alguno pone cara rara?
--No, todos apoyamos al que le toca definir, porque lo que pretendemos es ganar, no definir el partido.
--¿Esto es una característica de San Antonio? ¿Notás que en otros equipos pretenden salvar la ropa individualmente?
--No sé si pasa con las jugadas decisivas. Sí hay jugadores que por ahí están en el último año de contrato y quieren mostrarse, por eso se enojan si el técnico no los pone o alguno las tira todas, formándose esas camarillas que no le conviene a nadie. Pero en los cuatro años que estoy en San Antonio nunca lo vi.
--En ese sentido, más allá de los roces que pueden generarse en la intimidad, los Spurs se muestran un poco como modelo. ¿A qué lo atribuís?
--Está claro que el objetivo es tratar de armar el mejor equipo posible con las mejores personas posibles. Es como que (RC) Buford (manager) y "Pop" son los jardineros del patio y tratan de sacar la maleza antes de que crezca. Por eso, antes de fichar a un jugador tratan de averiguar, fundamentalmente, qué clase de persona es, lo cual permite un ambiente mucho más sano, sin envidias y que todos tiren para el mismo lado.
--A propósito de refuerzos, ¿cómo lo viste a Fabricio (Oberto) y qué pensás de su futuro en la NBA?
--Lo vi bárbaro. No es fácil para un jugador de su trayectoria lograr lo que hizo él. Ganó muchísimo respeto por la clase de persona que es, por el laburo que hizo y por no quejarse ni decir nada. "Pop" y la franquicia lo adoran. Llegó a un equipo difícil. Fijate que él, Mohammed y Rasho (Nesterovic) prácticamente no jugaron en los playoffs. Fueron decisiones tácticas. Y adelante tenía a uno de los mejores internos de la Liga, como Duncan, Robert Horry, uno de los más ganadores y, además, hay muchos equipos que te juegan con cuatro chicos, por eso no se le dio. Pero no hay dudas que puede jugar. Simplemente hay que esperar. Fue muy paciente y profesional.

"Llegamos a Indianápolis siendo 12 perros salvajes"
A la puerta se detiene un camión. Señores, llegó el sodero. Y no era "Dady" Brieva.
"Maaa..., ¿necesitás soda?", grita "Manu". Y pasamos a otro tema.
--¿Conocés Japón?
--No. Asia no pisé. Así que será una linda experiencia. Antes vamos a estar un par de días en Singapur, por lo que tengo muchas ganas.
--A este nivel, ¿el jugador tiene en cuenta dónde se va a jugar?
--Sí, aunque sabés que no lo vas a disfrutar. Pero conocés otra cultura. También, ¿quién sabe si volveré a Japón algún día? Entonces viene bien ir a un lugar original. Por ahí cuando tengamos uno o dos días libres podremos pasear algo. Así que me gustó.
--En el plano estrictamente deportivo, los resultados de este equipo han provocado mucha expectativa. ¿Cómo se le explicaría a la gente, por ejemplo, si no llegan a subir al podio?
--Todo este exitismo lo ganamos y en muy buena ley. Si lo mirás desde ese punto de vista es muy bueno. En el '98 (Mundial de Grecia) fuimos pensando que entrar entre los ocho era un logro. Ahora, si no estamos en el podio es fracaso. Pasaron tres mundiales y hay gran diferencia, algo que me pone muy orgulloso, porque pude colaborar para que fuera así. Hoy por hoy, si no subo al podio no creo que me vuelva contento. Después hay que ver, porque muchas veces el quinto queda con mejor humor que el cuarto, que perdió la semifinal y el tercer puesto.
"Pero bueno, nosotros vamos para subir al podio y, en lo posible, bien arriba. Además, conseguimos la plata en el anterior Mundial, que no fue oro de milagro y ganamos el oro Olímpico. Igual es como decías vos, tenés Lituania, España, Estados Unidos, Grecia...".
--¡Que también meten miedo!
--Por eso. El podio no es algo automático, pero vamos a buscarlo.
--¿A medida que pasan los años este equipo de Argentina va siendo cada vez mejor?
--Depende cómo lo mirés. Llegamos a Indianápolis (2002) siendo 12 perros salvajes. Y estoy seguro de que nadie nos quería ver porque éramos jóvenes, corríamos y presionábamos a todos por cada rincón. El Juego Olímpico (Atenas 2004) fue más de experiencia. Ya más crecidos, conociendo mejor el ambiente y sabiendo cuando podés apretar un poco.
--Más pensantes y menos impulsivos.
--Claro. Vamos a ver qué pasa ahora. Si somos más aplacados y eso nos da más claridad, táctica y técnica. Pero entre los dos equipos sentí la diferencia, lo cual no quiere decir que uno haya sido mejor que otro.
--En teoría, por lo que decís, en Japón deberían mostrar el equilibrio justo.
--Sí, tenemos más experiencia y la mayoría estuvo en los dos torneos, eso ayuda.
--Alejandro (Montecchia) siempre fue en quien más te apoyaste en los períodos de Selección y no va a estar.
--Es alguien distinto, en el sentido que lo conozco hace muchísimo y compartimos muchas cosas. Además, base, aunque el otro era "Pepe". Es algo muy especial. Vamos con el "Puma" a hacer pesas y la gente lo ve como algo cotidiano. Me imagino que en algún pueblo de Estados Unidos algún jugador hará lo mismo, lo difícil de explicar a veces es que jugamos juntos con "Pepe", de los 13 a los 17, o que "Ale" fue al jardín con mi hermano (Sebastián) y yo les hinchaba las p... a los dos. Es bastante particular.
--Con Parker van a enfrentarse en el primer partido del Mundial. ¿Será algo particular?
--Hablamos cuando se hizo el sorteo, que quedamos en el mismo grupo (de Francia) y nos enfrentábamos en el debut. Ahí hablamos un poco y dijimos de hacer alguna apuesta, pero quedó en la nada.
Una pausa. pregunta él. "¿Terminaste con las fotos?", le consulta Emanuel al fotógrafo.
"Uuufff... Me estaba ahogando", dice, mientras se saca el buzo azul.
Algún mal pensado puede estar desconfiando de que le subieron los calores cuando habló de Parker ¿no? Bueno, no es así. Veamos.
--Se ha desmitificado un poco el tema de que Tony no te la pasaba, ¿no?
--Creo que se desmitificó un poco en los playoffs del año pasado, cuando se vio que yo tomaba más protagonismo y empecé a ser el jugador que todos querían que fuera. Empezaron a tranquilizarse y a olvidarse un poco del tema. Pero, de entrada, es lo que pasa en todo el mundo, sos novato, tenés que conocer el ambiente, tienen que conocerte y tenés que probar cosas para empezar a ganarte la confianza. También eran decisiones técnicas, pero como el que tenía la pelota era Tony, todos le echaban la culpa a él. Costó explicarlo, pero creo que está bastante entendido.
--"Manu", ¿será el último torneo con la Selección?
--Puede ser como pudo haber sido el anterior. No te sé decir. No me gusta decir cosas apurado o tener que retractarme. Desde los Juegos Olímpicos lo tomo año a año.
--¿El resultado puede ser decisivo?
--Hoy te digo que no creo. ¿Qué voy a decir? ¿Si salgo campeón no juego más? Fui campeón olímpico y sigo jugando... Es cuestión de ver si tengo ganas de ir un mes y medio de vacaciones a meter otro trabajo. Siento que será difícil largar. Hasta extraño a mis compañeros. Eso ayuda a que tengamos ganas de juntarnos y calzarnos la celeste y blanca.

"Contame, `Sepo"
--¿Le diste algún consejo a "Sepo" ahora que va a jugar con la Selección?
--No. Tiene 34 años y mucha experiencia. Es más, le pregunto yo a él. ¿Qué hicieron? ¿Cómo entrenaron? ¿Duro? Como es técnico nuevo.
--Claro, es que en realidad "Oveja" nunca te dirigió.
--No. Siempre estuve cerca, pero nunca me dirigió.
--¿Por lo que hablaron te parece que intentará cambiar algo del juego?
--No creo. El equipo está muy identificado con una forma de jugar. Por ahí "Oveja" puede darle mentalidad de atacar un poco más rápido, pero el vio y vivió lo anterior y sabe que no na hay mucho por cambiar.

Ve complicada la construcción del estadio
--¿Ves viable la construcción del estadio?
--Ehhh... ¿Qué se yo? Es muy complicado cuando se trata de algo tan grande y hay temas burocráticos. Siempre vas a tener 200 contras y hagas lo que hagas van a decir que no. La gente tiene que entender que si no se concreta, la plata no va a destinarse a otro lado.
--Es lo que pasa con todo.
--Seguro. Entonces, lo que venga para sumarse a la ciudad creo que tendría que aprovecharse y hay que recibirlo con los brazos abiertos. De mi parte, cumplí con la mayoría de lo que tenía que hacer, que era traer dinero para construirlo. Si después no se da porque la gente no quiere o por el gobierno, que también es muy especial, por temas burocráticos y de permisos, mala suerte, pero creo que era una buena idea.
--¿Sentís bronca por la situación?
--El tema es que hace rato que se pedía y parece que ahora es el momento. Si la Provincia prácticamente promete la mitad del costo se tendría que conseguir, de lo contrario, no me voy a quedar llorando. Es más, acá es una lástima que no se concrete, pero es una barrabasada que una ciudad como Buenos Aires no tenga, al menos, dos estadios para 15 mil personas, que pudieran albergar espectáculos de calidad. Por ejemplo, nosotros ya hubiésemos venido con un equipo de la NBA para promocionar el básquet.

Lo rodea poca gente, pero de mucha confianza
--¿Cuánta gente hay alrededor de la figura de "Manu" Ginóbili para poder atender todos los compromisos?
--No mucha. Poca, pero de confianza y calidad, en la que me apoyo mucho. Y también consulto cosas cotidianas. Pero, por ejemplo, (Carlos) Prunes (abogado) en Buenos Aires se apoya en otra gente, lo cual no quiere decir que esos trabajen para mí, lo mismo acá con (Guillermo) Faure. También mis agentes en Estados Unidos... Obviamente hay varios proyectos inmobiliarios y eso mueve, pero no significa que toda la gente trabaje directamente conmigo.
--De todos modos, ¿la última palabra siempre la tenés vos?
--Claramente, porque, de última, soy el que va a poner la plata. Pero estoy muy abierto a lo que me dicen y analizo todo. Incluso, pongo al otro en mi situación para que decida y eso me afecta.

¿Qué ves detrás de la 20?
--¿Qué sentís cuando, lejos de San Antonio, ves camisetas con tu nombre?
--Lo que más me impacta es cuando voy a New York y veo a un pibito de 13 años y de color picando la pelota. Acá lo tomo como algo más normal. Obviamente me encanta también.
Se abre la puerta de la cocina y aparece "Yuyo" con parte de una bicicleta fija del club.
"¿Me vas a dar en la cabeza?", pregunta "Manu", con una sonrisa.
"No, me voy para arreglarla", acota su papá. Chau, hasta luego.
--¿Te hace bien ver a tu viejo así?
--Sí, me gusta. Pero a veces pienso que no es necesario que se haga tanta mala sangre. El lo siente con una pasión increíble y prácticamente vive para esto. Mirando en San Antonio los cuartos de final de la NBA llamaba para saber cómo habían salido los cadetes de Bahiense. Es su vida. Lo hacía cuando jugábamos nosotros y pensé que se calmaría, pero sigue siendo tan pasional y fanático como siempre.
--Va a cumplir 65 años, ¿cómo te imaginás a esa edad?
--¡Uuuyyy! No tengo ni idea. El tuvo una vida más normal. Lo mío es muy raro. Y te digo la verdad, me encantaría vivir acá, pero no puedo garantizarlo. Veo difícil que me aleje completamente del básquet. No sé en calidad de qué podré seguir. Sí me veo con mi mujer, con hijos y viviendo una vida más tranquila y menos caótica que ahora.
--Dijiste hijos. ¿Y?
--Por ahora seguimos viviendo tranquilos la vida en pareja.
Más allá de que algun día llegue un "Manito", hay que aprovechar y por el momento seguir disfrutando del fenómeno Emanuel Ginóbili, porque, ¿quién sabe si nacerá otro igual...?

Fernando Rodríguez/"La Nueva Provincia"

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